Con aquella inauguración se mascaba la gran tragedia. Todo era cuestión de tiempo. No sabíamos cuando, pero intuíamos; los hoy “héroes de Angrois” también; que la desgracia catastrófica llegaría más pronto que tarde. Sólo tendrían que coincidir y sumarse algunas circunstancias; no muchas; para que esto sucediera. Lo sabían y desde el primer momento intentaron vendernos la hipótesis del atentado coincidiendo con el día da Patria Galega. Pasadas casi doce horas del fatal desenlace todavía algún incauto politiquillo no dejaba de descartar dicha hipótesis con tal de taparse sus podridas vergüenzas.
Ahora, ya se han dejado caer por Compostela los paracaidistas gavioteros y todo tipo de aguiluchos e innombrables pajarracos trajeados de negro para hacerse la foto. Ya todos estos buitres carroñeros tienen su tajada y minuto de gloria a cuenta de unas victimas y unas familias rotas para siempre que para nada les importan, pero a las que dicen representar. Son seres camaleónicos que igual muestran rostros falsamente compungidos alternándolos con risas estridentes. ¿De qué y de quién se reían? ¡Esperpéntico y surrealista! Viven envueltos en su burbuja que no les deja ver la realidad ni ante una catástrofe de esta magnitud.
Llega la hora de buscar culpables. Las victimas ya no hablan, pero los heridos, familiares y el resto de los mortales queremos saber y tenemos derecho a una explicación digna, coherente y esclarecedora; incluso los “héroes vecinos” de Angrois burdamente manipulados hasta la saciedad y al antojo del político de turno que hizo de la desgracia su finca y cortijo particular.